El tren fue a dar en un terreno impracticable. Lijadas por la arena, las ruedas se gastaron hasta los ejes. Los viajeros pasaron tanto tiempo, que de las obligadas conversaciones triviales surgieron amistades estrechas. Algunas de esas amistades se transformaron pronto en idilios, y el resultado ha sido F., una aldea progresista llena de niños traviesos que juegan con los vestigios enmohecidos del tren.
'Ain't got no sole' derrocha la misma magia experimental lo-fi de david, entonces empieza 'perfect loose' y desconfías, pero es que es irrestible. 'Not so cruel' hace el resto. Así no parece que cinco años sean tanta espera para un nuevo disco.
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